En el anterior post comenté un estudio sobre las Aulas de Libre Acceso en la Región de Murcia, y me quedé con las ganas de preguntar si realmente hoy día tienen sentido este tipo de instalaciones. Sentido tal y como lo tenían hace diez años, cuando internet era un recurso novedoso, de acceso más difícil y costoso, y la ofimática era la reina de la formación.
Muy vinculadas a los planes de alfabetización digital, en aquellos años las competencias a adquirir estaban más dirigidas hacia un sólo paquete ofimatico y su sistema operativo, siendo la capacitación sobre internet basada únicamente en la navegación web y el correo electrónico.
Dice Ismael Peña-López, en ICTlogy.net, que uno de los ejes en los que deben centrarse las políticas públicas de fomento de la Sociedad de la Información es capacitar a los ciudadanos para que puedan ser digitalmente competentes: Hay que desplegar políticas que vayan mucho más allá del acceso físico y se enfoquen en una visión comprehensiva de las competencias digitales que posibiliten un uso efectivo de las TIC y un empoderamiento ciudadano.
Enlazando con esas políticas públicas en una entrevista a Genís Roca aparecida en el nº 3 de la revista Satélite, en un apartado de ella llamado ...de dirigentes y brechas digitales..., comenta que la brecha digital que nos va a tumbar está arriba, que los políticos no se enteran de nada, y creo que tiene razón, pero somos muchos más los que empezamos a perder un poco el hilo.
Convendría replantearse la función de las Aulas de Libre Acceso para contribuir eficientemente a la Alfabetización Digital y esa lucha contra la Brecha.
El reto es la gestión de la información y el conocimiento, no la habilidad en el uso de cierto software o hardware. El reto se ha convertido en algo más que el acceso físico a la tecnología, y evidentemente no basta con mantener abiertas las instalaciones un número de horas y ofertar unos cuantos cursos al año.
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