29 de noviembre de 2016

Modelos colaborativos de formación

El pasado 10 de noviembre tuve la ocasión de asistir a la jornada “Modelos colaborativos de formación en la Región de Murcia” atraído por el tema, y sobre todo por la presencia de Jesús Martínez Marín, al que sigo desde hace tiempo y tenía muchas ganas de conocer personalmente, eso que ahora llamamos desvirtualizar.

Esto de los modelos colaborativos en la administración pública tiene su miga. Encajar todos los conceptos que se vertieron en la jornada en el rígido esquema público no es fácil. A mí, que me gusta escaparme por la tangente, prefiero hablar de modelos colaborativos de aprendizaje, muy en la línea del 70-20-10, como muy bien explicó Jesús: 70% de aprendizaje por la experiencia, 20% de aprendizaje social y un 10% de aprendizaje formal. Y ese 20% es muy importante, es un aprendizaje colaborativo, casi imprescindible para enfrentarse al otro 70%.

No sé si todos podemos hablar con conocimiento de causa sobre la formación, pero sí podemos hacerlo sobre el aprendizaje, y nuestra propia experiencia nos avala.

Pero volviendo al 20% que nos ocupa, me quedo con una idea: Lo importante, en nuestras organizaciones, es conectar a la gente preocupada por hacerlo mejor.

Y en cuanto la manera de hacerlo, Sandra Sanz Martos nos dio unas pinceladas muy interesantes sobre las diferencias entre redes sociales y comunidades, centrándose en estas últimas.

Respecto a las comunidades de valor, distinguió entre comunidades de interés, comunidades de aprendizaje y comunidades de práctica. Dejando claro también las diferencias entre comunidad y grupo de trabajo. En fin, toda una nomenclatura que conviene tener clara para saber a qué nos estamos refiriendo.

Muy interesante toda la ponencia, relatando los elementos que facilitan el funcionamiento de una comunidad de prácticas, los perfiles de los participantes...

Creo que es un tanto complicado llegar a hacerlo correctamente, pero esta jornada me ha servido para reflexionar sobre otro tipo de “comunidades” más líquidas (y no es que pretenda licuar una comunidad de interés o aprendizaje), pero sí adaptarlas a las necesidades del momento, comprendiendo, como muy bien explicó Sandra, que estas “comunidades” son como un organismo vivo, hay que cultivarlas, ya que como ellos nacen, crecen, algunas se reproducen, pero al final lo natural es que mueran.

El reto es conectar conocimiento, interés en compartirlo y ganas de hacerlo mejor, de forma que podamos aprender unos de otros. No sé si esto tendrá éxito, pero merece la pena probarlo.

Bueno, mejor que mis divagaciones será que os lo cuenten ellos mismos, ya que los vídeos de la jornada están disponibles aquí:

Jornada "Modelos colaborativos de formación en la Región de Murcia" (10/11/2016) 

7 de noviembre de 2016

Sobre los 25 blogs imprescindibles sobre administración pública

El pasado sábado, 5 de noviembre, Amalia López Acera publicó un post titulado "Los 25 blogs imprescindibles sobre administración pública". A través de diversos medios contactó con personas que conoce, cerca de 40, y que trabajan en la administración pública para preguntarles qué blogs son los que leen. Con los más repetidos elaboró una lista, sin pretensiones de ser un ranking, sino como un pequeño repositorio o guía para conocerlos o descubrirlos. Gracias ante todo Amalia por el trabajo realizado.

Como bien indica Amalia, los blogs son una estupenda herramienta para adquirir conocimiento y estar al tanto de todo lo que acontece en nuestro ámbito profesional, contado por los propios profesionales, que son los que mejor conocen, de primera mano, el devenir diario de nuestra a veces querida, otras odiada, administración pública.

Al ser preguntado por Amalia, ya mi cabecita, y esa conciencia que siempre tiene que estar dando la lata, me recordó que tenía un poco olvidada mi faceta de blogger. Pero cuando he tenido la oportunidad de leer el post y comprobar que este blog estaba incluido en la lista no he tenido más remedio que ponerme a escribir, al comprobar que solo he publicado una entrada en este año 2016, y fue allá por el mes de enero. Esta especie de terapia pública seguramente no servirá de mucho, pues son los hechos los que cuentan, no las intenciones.

Vaya de todas formas por delante mi agradecimiento a todos aquellos compañer@s que me tienen todavía presente en sus pensamientos.

Ya en su post "Reinventando motivaciones" Jesús Martínez Marín hablaba de ese sentimiento de culpabilidad que se tiene al dejar abandonado el blog. Comparto el sentimiento general pero también he de agregar que los tiempos y las personas cambian. En mi caso soy mucho más comedido, parece que desde 2009, cuando empecé con este blog, he ido perdiendo un poco ese desparpajo o incluso el atrevimiento, del que antes solía hacer gala, quizá a veces guiado por la ignorancia más que por la valentía.

Siempre he defendido la necesidad, con mayúsculas, de que los empleados públicos tengan una presencia activa en redes sociales, en su vertiente profesional, además, claro está, de impulsar y colaborar con los perfiles sociales de las administraciones públicas para las que trabajan. Echando la vista atrás veo claramente que este año he dejado de predicar con el ejemplo. Creo que el tiempo no es escusa.

Tendré que ganarme de nuevo el derecho a estar en esa lista.

26 de enero de 2016

Eliminando desperdicios en la Administración Pública

Ha caído en mis manos un libro llamado "Claves del Mundo de los Negocios" y hojeándolo he leído, en un apartado llamado Juegos de Dirección, lo siguiente:

La suboptimización se produce cuando un directivo apoya a una parte de la empresa en perjuicio de los intereses generales de la empresa. Algunos directivos sufren de estrechez de miras ya que se encuentran muy unidos a determinados departamentos o empresas subsidiarias, mientras que otros directivos padecen miopía ya que el resultado les afectará personalmente.

Y me ha dado que pensar, en la Administración Pública.

Buscando el concepto de suboptimización encuentro que Hitch y McKean lo definen 'como‘un “intento por encontrar soluciones óptimas (o, por lo menos, las más cercanas al nivel óptimo) a problemas parciales, más que al problema general de la organización en cuyo bienestar o utilidad estemos interesados” [1].

La organización mas propensa a sufrir las ineficiencias que produce la suboptimización puede ser la Administración Pública, una organización poco abierta, con departamentos cerrados (casi opacos), lo que hemos llamado Reinos de Taifas. Cada uno hace la guerra por su lado, olvidándose de el resto. Y aún cuando no se llegue a estos extremos, la Administración Pública es muy dada a centrarse en ciertos servicios intentando optimizarlos, pudiendo en bastantes casos no conducir a la optimización del sistema en su conjunto, incluso a la suboptimización.

Se ponen ejemplos de grandes empresas donde se explica que la dirección, consejeros y directores, suelen ser subsistemas en sí mismos, con objetivos e intereses distintos a los de la empresa. No os quiero contar lo que ocurre en los tres niveles administrativos con los objetivos e intereses de Gobierno vs Administración.

Ahondando un poquito más en Google encontramos cosas muy interesantes:

Sin embargo, como una nota de advertencia, no podemos utilizar el temor de una potencial sub-optimización como una excusa para no perseguir vigorosamente la mejora a través de la eliminación de residuos. Cuando el desperdicio existe en el sistema, debemos identificarlo y eliminarlo. Si es verdadero desperdicio, debemos ser capaces de eliminarlo sin tener un impacto negativo en el sistema. Aún que esto tal vez pueda requerir un re-diseño de diversos aspectos del sistema que no están en armonía con los conceptos esbeltos. Suboptimización, cuando sale mas caro el caldo…

Me da por pensar que no sacamos la basura tan a menudo como sería necesario. Así tenemos la casa.

Prometo seguir investigando el tema. Aunque hoy en día las promesas creo que están muy sobrevaloradas.




[1] La implementación de las políticas. Luis F. Aguilar Villanueva (Estudio introductorio y edición) Página 195.