8 de noviembre de 2010

No me des todo lo que pido

Cuando mi hijo empezó en el colegio sus profesores le metieron en la mochila una carta fotocopiada que llevaba por título “Carta de un hijo a todos los padres del mundo”, con la pretensión de servirnos de pequeña guía para la educación de nuestros hijos.

Este fin de semana ordenando unos papeles ha vuelto a mis manos. La he releído con mucho cariño, pues me doy cuenta todo lo que nos queda por vivir y aprender juntos.

No sé si será deformación, o es que estoy para ir al médico, pero me ha venido la idea de cambiar los personajes de la carta. Sustituir al niño por un ciudadano y al padre por la Administración, o incluso el Gobierno, local, central... Cada cual que ponga el que quiera.

A ver como quedaría el invento:

Peticiones de un ciudadano (un buen ciudadano) a su Administración o Gobierno.

1. No me des todo lo que pido. A veces, sólo pido para ver hasta cuánto puedo coger

2. No me trates con desgana ni maleducadamente. Te respeto menos cuando lo haces; y me puedes hacer responder igual. Y yo no quiero hacerlo.

3. No me des siempre órdenes. Si en vez de órdenes, a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto

4. Cumple las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo; pero también si es un castigo

5. No me compares con nadie, especialmente con mi vecino o vecina. Si tú me haces sentirme mejor que los demás, alguien va a sufrir; y si me haces sentirme peor que los demás, seré yo quien sufra.

6. No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Decide y mantén esa decisión.

7. Déjame valerme por mí mismo. Si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender.

8. No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentirme mal y perder la fe en lo que me dices

9. Cuando yo hago algo malo, no participo, no colaboro, no me exijas que te diga por qué lo hice. A veces ni yo mismo lo sé.

10. Cuando estás equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión que tengo de ti, y así me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.

11. Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos. Porque seamos Administración y administrado, Gobierno y ciudadano, no quiere decir que no podamos ser amigos también. Vamos de la mano.

12. No me digas que haga una cosa y tú no la haces. Yo aprenderé siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas. Pero pocas veces haré lo que tú digas y no hagas

13. Cuando te cuente un problema mío, no me digas “hoy no puedo atenderle” o “vuelva usted mañana”. Trata de comprenderme y ayudarme.

14. Y quiéreme. Sabes que me necesitas, soy la razón de tu existencia. Y dímelo. A mí me gusta oírte lo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.

Sólo he introducido unos leves retoques. Pero el resultado es asombroso ¿no? También podríamos llamarlo: Carta de un ciudadano a todos los políticos del mundo. Pero la analogía Padre-Político me parecía demasiado, mejor dejarla en Gobierno-Administración, aunque, como ya he dicho otras veces, no es lo mismo.

4 comentarios:

  1. Me gusta la aportación y coincido con los diferentes puntos aunque no sé [me ha dejado pensando, ¿eh?] si la relación Administración-ciudadano ha de ser equiparable a la de padre-hijo. ¿No supondría esto unos roles y una expectativas determinadas? Ya sé que el post no va por ahí pero es que me ha hecho pensar… Un abrazo Antonio!

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  2. A mí también me hizo pensar cuando ví el texto como la relación con la administración, sin llegar al extremo de identificarla con el padre. Más bien con el proteccionismo (No me des todo lo que te pido, déjame valerme por mi mismo...) además de la sinceridad necesaria (cumple las promesas, no cambies tan amenudo de opinión...) o el trato dispensado (amabilidad, vuelva usted mañana...).

    La verdad es que los lazos son este caso obligatorios, no afectivos, y las expectativas también, además de distintas, según la parte en la que estés.

    Gracias por pasarte por aquí. Estas en tu casa.

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  3. Me gustaría que fuésemos adultos responsables, me da cierto repelús eso de la Administración-padre .... me recuerda viejos tiempos .... a lo mejor es que soy muy mayor ....
    Quiero políticos profesionales, que hagan lo que tienen que hacer, pero también quiero ciudadanos responsables que hagan lo que tienen que hacer .... tal vez algún día esto sea posible .... tal vez.
    Y me gustaría una carta de un político a los ciudadanos .... ¿te atreves? ....

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  4. Juana lo del repelús es compartido. La imaginaria carta va dirigida de un ciudadano hacia la administración, precisamente para que ésta sea menos "paternalista", excepto el último punto que es un poco mas "ñoño".

    En tiempos como los que corren es muy fácil que se pidan protecciones contra todo, que luego se critican cuando la situación cambia y el viento sopla a favor.

    A mí también me gustaría una carta de un político a los ciudadanos. No soy político pero tengo muy claro lo que me gustaría escuchar. A lo mejor os hago una propuesta a ver que os parece.

    Muchas gracias por tu comentario.

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