22 de septiembre de 2010

Software libre y el usuario individual

En el post anterior me comprometía, casi conmigo mismo, a reflexionar un poco más sobre las causas, a mi entender, del escaso uso del software libre en el ámbito "doméstico".

Las principales dificultades para una mayor adopción por parte de los usuarios de sistemas operativos y demás software basado en código de fuentes abiertas podría encontrarse en la percepción que de estos productos tiene el consumidor final.

Hay que preguntarse si el producto, mediante sus atributos y las funciones que desempeña, es útil y alcanza un nivel adecuado de calidad, pero teniendo en cuenta que es la percepción, que de este producto tenga el consumidor, la que le inclina a utilizarlo o no.

En economía, bienes complementarios son aquellos bienes que tienen que ser usados de manera conjunta, es decir, cuando una disminución en el precio de uno incrementa la demanda del otro.

Son bienes complementarios "en uso" aquellos que para utilizar uno debemos disponer del otro obligatoriamente.

Un bien complementario de una aplicación de retoque fotográfico, por ejemplo, es el sistema operativo, o el hardware sobre el que la ejecuto.

Pues bien, la aplicación que vengo utilizando toda la vida, al ser software propietario, no puedo usarla sobre un sistema operativo que sea software libre, luego éste deja de ser complementario para mis aplicaciones propietarias.

El software libre puede ser complementario del software propietario, pero no a la inversa y esto es un verdadero handicap. Que pueda usar aplicaciones de software libre sobre sistemas operativos propietarios es una ventaja para el software libre, pero es una desventaja que sobre un sistema operativo basado en fuentes abiertas no pueda ejecutar la aplicación propietaria.

Entonces el coste de pasarme a aplicaciones libres es muy alto, tengo que aprender a manejar un nuevo sistema opertativo y "todas" las aplicaciones propietarias que hasta ahora vengo usando.

Por otra parte dos bienes son sustitutivos si uno de ellos puede ser usado o consumido en lugar de otro, técnicamente si una caída en el precio de uno provoca la disminución de la demanda de otro.

Son bienes sustitutivos "en uso" aquellos que puedo utilizar indistintamente o con un bajo coste de oportunidad, medido no sólo en dinero, sino en tiempo o conocimientos necesarios.

Tradicionalmente se ha hablado de las ventajas en costes de un software sobre otro. Podríamos porner como ejemplo el caso de Linux y Windows. El precio de Linux haría que se demandase más que Windows, pero vemos que en este caso el precio no es lo importante. Luego esa ventaja no parece, al menos de momento, tan real, o por lo menos percibida.

Hay también otros factores que inciden en la demanda, distintos del precio, y en los que el software libre sale perdiendo:

Distribución: La distribución, como instrumento que la empresa tiene para influir más o menos en el mercado, es muy deficiente.

En distribución tradicional el software propietario gana por goleada al software libre. La tienda de al lado, a la que compré mi ordenador no tiene interés ni incentivos en venderme un PC con un Sistema Operativo Libre.

Entonces tengo que acudir a internet, y el modo de actuar es "descárgatelo, instálalo y úsalo". Pues como que no. No sé, y como no sé, aunque sea muy fácil no me atrevo y no lo haré, luego no lo uso. Por mucho Live-CD que saquen. ¿No pretenderán que volvamos a dar cursos sobre el montaje e instalación de un sistema operativo, como a principios de los 90?

Asistencia técnica. Otro factor importante. Por lo general la asistencia técnica mayoritaria del usuario doméstico es el cuñado pringado. Y los cuñados pringados con suficientes conocimientos en software libre, la verdad es que no abundan. Ni los profesionales dedicados al mercado doméstico tampoco.

Otro instrumento es la promoción, la publicidad. Las principales distribuciones españolas salen de las AAPP, y la promoción es muy mala, no es de "mercado", y fuera de su ámbito es escasa. Si añadimos que el sistema operativo internacional más famoso (un tal Ubuntu dicen) lo conocemos de oídas, mal vamos. Y con esto no quiero decir que estas iniciativas no merezcan todo nuestro respeto e incluso admiración, pero es que su objetivo no ese, no tienen objetivos empresariales, lo cual es normal.

Entoces si, en el sector doméstico, sumamos el desconocimiento del usuario, la poca sencillez (aunque sea percibida y no real) y la mala o nula estrategia comercial en este segmento, nos dá como resultado la falta de uso, y así es muy complicado que le haga sombra al software propietario.

Me reafirmo entonces en lo dicho en mi último post: Hay que luchar con sus propias armas, al menos mientras estemos inmersos en esta vieja economía de "mercado". Tiempo habrá de cambiar de estrategia.

2 comentarios:

  1. Muy interesante tu post. Me he permitido exponerlo en goblonet.com, la red social de la FEMP, si no tienes inconveniente.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Gracias Manuel, por supuesto que no tengo inconveniente. Yo también estoy en Goblonet, y la verdad es que tengo que entrar más continuamente y animarme a participar.

    Un saludo.

    ResponderEliminar