Estar vigilante no es sentir desconfianza ante las autoridades, sino mantener una pauta exigente de expectativas respecto de ellas. Philip Pettit.
Pues aquí en España creo que no tendremos suficiente con estar vigilantes.
Tras largos años pidiendo una ley de acceso a la información pública (somos uno de los pocos países de la Unión Europea sin una, junto a Grecia, Chipre, Malta y Luxemburgo) parece que de la próxima legislatura no pasa, por enésima vez.
El libre acceso a la información pública, y por extensión la transparencia, debe convertirse en un derecho fundamental que hay que garantizar, en una sociedad del conocimiento, donde la información ocupa un lugar fundamental para el desarrollo. Una ley de estas características es una herramienta necesaria para la democracia.
No voy ahora a descubrir la importancia de "asegurar" el derecho de los ciudadanos, libre y sin trabas, a la información pública, pero parece que la palabra transparencia queda muy bien en las campañas y en los programas electorales, pero no tanto en una ley.
Si al fin lo conseguimos habremos dado un paso, pero muy pequeño. Somos un país con excesos de regulación y defectos en su cumplimiento. ¿O a caso debemos creer que con legislar está ya todo conseguido?
Hemos sido duramente golpeados por los casos de corrupción, menos cabando la confianza en nuestros políticos, y funcionarios, y por extensión en nuestro sistema democrático.
Un nuevo estilo de gobierno deberá recuperar esa confianza, un estilo en el que la transparencia no sea una obligación, sino un compromiso. Y para eso debemos entender que la transparencia no sólo es cosa de grandes proyectos y estrategias, sino del día a día, intentando que forme parte de una cultura de rendición de cuentas.
P.D.: Hoy es el día internacional sobre el derecho a saber. Este ha sido el ejercicio de mi derecho a protestar.
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