21 de septiembre de 2018

Las tribulaciones de un funcionario en la administración pública

Un viejo post de Seth Godin decía:

La gente no cree lo que les cuentas.
Raramente creen lo que les enseñas.
Suelen creer en lo que sus amigos les dicen.
Siempre creen lo que se dicen a sí mismas.

Bastante acertado creo, así que ya me dirás cómo te explico yo que la administración pública está mejorando, que eso del vuelva usted mañana se está terminando y que ya solo quedan unos pocos reductos donde el empleado público no tiene una verdadera vocación de servicio.

Visto lo visto, y teniendo en cuenta la fama ganada hasta ahora, es posible que por mucho que insista no me creas.

No quiero decir con ello que ahora la administración pública sea maravillosa, pero tampoco es ese diablo emplumado dedicado a fastidiar al prójimo, como ha quedado en el acervo común.

Para muestra un botón: En muchas de ellas, sobre todo en las de mayor tamaño, Estado, Comunidades Autónomas y grandes ciudades, esos trámites fastidiosos los puedes hacer desde casa o la oficina, y así por lo menos ganas tiempo y te ahorras vernos la cara. Que no es que yo no tenga ganas de verte, pero seguro que tienes algo mejor que hacer.

Y que no te engañen si te dicen que la administración electrónica no entrará en vigor hasta octubre de 2020, que volvemos a retrasar lo que no podemos cumplir, como siempre.

Te digo que la administración electrónica está ya en vigor, que tu empresa está obligada a relacionarse por medios electrónicos con todas las administraciones, por ello todas las administraciones tienen que poner los medios para relacionarse electrónicamente contigo. Si eres persona física tienes esa posibilidad pero no esa obligación. Que no te cuenten milongas, que lo que se retrasa es otra cosa, pero no la obligación de que todos los empleados y cargos públicos usen la firma electrónica. Que los expedientes deben ser electrónicos, los informes electrónicos...

Y para terminar, parafraseando a otro grande como Peter Drucker, aunque la mayor parte de eso que llamamos gestión pública no es otra cosa que hacer más complicado que la gente haga su trabajo, decirte que hay muchos empleados que estamos ahí para facilitarte las cosas, aunque decretos y leyes intenten ponérnoslo, a veces, más difícil.

Bueno, no quiero aburrirte, pero te adelanto que hay muchas más cosas que están cambiando en la Administración Pública, unas a mejor y otras a peor. Pero esas tribulaciones las dejaremos para otro día.

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