Esta cita la encontré hace un tiempo en #Wikinnovación, un interesantísimo documento de Amalio Rey, en el que habla sobre lo mucho que las empresas pueden aprender de las comunidades open-source.
Una de las ideas fuerza de las que nos habla hace referencia al espíritu-wiki: agilidad y autenticidad. Las empresas abusan del marketing de las apariencias cuyo coste se termina imputando al cliente. La parafernalia es cara y alguien tiene que pagarla. Duras palabras que alcanzan su grado máximo si sustituimos empresa por Administración (o Gobierno) y cliente por ciudadano.
Todo ello me ha hecho reflexionar sobre la dicotomía información-publicidad pública. Un tema de candente actualidad ante las próximas elecciones y la nueva legislación electoral, aunque interesante en cualquier época.
Me viene al recuerdo un post de Carlos Guadián sobre la información al ciudadano o electoralismo, también muy atractivo, al igual que los comentarios. ¿La Administración ha de informar de aquello que hace?¿Ha de visualizar su trabajo a la ciudadanía? ¿Malgastamos el dinero del contribuyente si iniciamos una campaña de información?
Creo que la línea que separa información y propaganda se ha cruzado demasiadas veces, y en el subconsciente colectivo está demasiado arraigada la idea de que detrás de la información que proviene de la Administración están los intereses de un partido político. Y como dice Carlos, la Administración, esté gobernando el partido que esté, es la misma.
Uno de los motivos por los que esto ocurre es que demasiadas veces se identifica comunicación pública con comunicación política. No ya a nivel de la Administración General del Estado, que en ocasiones ocurre, sino en ámbitos más locales y provinciales, donde pasa con demasiada asiduidad.
Uno de los motivos por los que esto ocurre es que demasiadas veces se identifica comunicación pública con comunicación política. No ya a nivel de la Administración General del Estado, que en ocasiones ocurre, sino en ámbitos más locales y provinciales, donde pasa con demasiada asiduidad.
Y esto no sucede, la mayoría de las veces, por imposición política, simplemente se hace porque siempre ha sido así. No se ha planteado una verdadera estrategia de comunicación pública.